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Diego de Hojeda

BIOGRAFÍA DE DIEGO DE HOJEDA

Hijo de Diego Avalos y de Catalina Martín. Marchó muy joven a Indias y en 1591 profesó en el convento de dominicos del Rosario de Lima. En 1596 escribió versos laudatorios para El Arauco domado de Pedro de Oña. Por esos años debió escribir La Cristiada, poema épico que describe la Pasión de Cristo. En 1601 el Capítulo General de su orden le da el título de presentado, es decir, licenciado en Teología, y su trabajo es el de lector de Filosofía y regente de estudios (lo que hoy se diría jefe de estudios), así como de profesor de estudiantes. En 1602 da su dictamen sobre la Miscelánea austral de Diego Ávalos. De su acendrada caridad y el riguroso ascetismo que quebranta su salud en esta época da fe el cronista de la Orden, Pedro Juan Meléndez. En 1606 obtiene el título de doctor en Teología. En 1607 escribe la dedicatoria de La Cristiada y al año siguiente es declarado por su Orden consumado lector de Santo Tomás de Aquino, orador sagrado y poeta insigne en latín y castellano. En 1609 es elegido prior del convento de su Orden en Cuzco y al año siguiente en el del Rosario de Lima; después se le acepta como maestro. En 1611 aparece en Sevilla, su ciudad natal, por Diego Pérez, la primera edición de La Cristiada. A partir de 1612 es relevado de sus cargos en la orden a causa de desavenencias con sus superiores motivadas por el escrito del visitador; primero fue confinado como simple monje en el convento de Cuzco, y en el mismo año de su muerte en el de Huánuco de los Caballeros, donde falleció. En 1617 es reconocida su inocencia y se le rehabilita públicamente.

OBRA

Es autor de La Cristíada (Sevilla: Diego Pérez, 1611), epopeya culta dedicada al Marqués de Montesclaros, virrey del Perú, que describe en 1974 octavas reales la Pasión de Jesucristo, inspirada en los cuatro Evangelios y en el Tasso, aunque la fuente principal fue una obra latina sobre el mismo tema, Christias, compuesta por Jerónimo o Girolamo Vida (¿1489?-1566).
Se trata de un poema muy inspirado, entre lo mejor que produjeron las letras virreinales durante el Siglo de Oro; compuesto en doce cantos, cada uno va precedido de una octava real que resume el argumento; la narración se desarrolla entre la última cena y el entierro, y contiene momentos de sobrio patetismo, elevación y grandeza. La ausencia de digresiones colabora en intensificar el efecto de conjunto que provoca la obra. Hace poco se descubrió un manuscrito del mismo en la Biblioteca del Arsenal de París. Las ediciones completas pueden considerarse piezas raras (Edición de Cayetano Rosell para B.A.E. en 1854; edición de Manuel Ribé, Barcelona, 1867 y la ilustrada de Leoncio Gonzáles Llopis, Barcelona 1896). Estas dos últimas reducen a 8 los 12 cantos del poema.
Marcelino Menéndez Pelayo piensa que este poema puede compararse en ocasiones al Paraíso perdido de John Milton y a La Mesiada de Klopstock; desde luego es muy superior al poema latino de Vida.

Editado Por: SEGUNDO MUNDACA GUERRERO.

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